Los dos equipos llegaban empatados a puntos lo que era un motivo más de que el partido podría estar competido.
Pero nada más lejos de lo que ocurrió, el partido no estuvo ni competido, ni fue nada del otro mundo en calidad y espectáculo.
Sobre todo por parte osakista que no estuvo o no pudo estar a la altura para conseguir puntuar en el encuentro.
El rival salió bastante enchufado mientras que el Osaka parecía un motor diésel que le costaba arrancar.
El dominio y la chispa era del equipo contrario.
Al Osaka le costaba mucho jugar la pelota, demasiado lento y pidiendo el balón al pie el juego era muy previsible y fácilmente contrarrestable. Todo iba en esta línea hasta que Sergio encajó el primer gol y entonces la defensa osakista también empezó a hacer aguas, con muy poca intensidad era imposible ganarlos duelos y meter el pie con fuerza.
El refresco desde el banquillo se notaba levemente aun así el equipo fue capaz de sin perder la fe seguir atacando y forzar un penalti de Raúl que convirtió en el empate su hermano José.
Pero esa reacción era ficticia, en pocos minutos el rival con bastante facilidad generó una jugada que sin oposición anotó a un metro de la portería de Sergio, así se llegó al descanso.
Pero la segunda parte no empezó bien, no hubo reacción del Osaka no fue capaz de cambiar el ritmo para intentar dale la vuelta al marcador, el rival seguía teniendo más velocidad y tenía más tiempo el balón y así no se puede cambiar la dinámica.
El caso es que los osakistas si subieron la línea de presión para intentar apretar, el Osaka no estaba creando ocasiones y así es difícil hacer gol.
Al abrirse el partido en un ataque rápido ellos consiguieron el tercer gol y ahí se acabaron casi todas las opciones del Osaka.
Ya solo se podía intentar el portero jugador y paradójicamente fueron los mejores minutos, aunque no sirvió para cambiar el marcador, si que fue el rato en el que se consiguió tener posesión y ocasiones un par de ellas claras para anotar.
Derrota 3-1.
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