El partido del domingo se resume en una palabra: debacle.
No queda más remedio que hacer borrón y cuenta nueva.
Faltó de todo, colocación, intensidad, velocidad, acierto, juego colectivo, juego invidual, simplemente el Osaka no existió.
El equipo rival lo hizo bien, pobló su defensa, corrió y aprovechó todos los errores y las facilidades que le dió el Osaka.
Esto demuestra una vez más que no hay enemigo pequeño ni rival fácil y nos debe de servir para poner los pies en el suelo y para dar el valor que tiene cada partido y triunfo conseguido.
1 comentario:
Ánimo señores, de todo se aprende. un saludo aqui de un fan
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