"Ningún jugador es tan bueno como todos juntos".
Alfredo Di Stefano.


"Jugar al fútbol es muy fácil, pero jugar fácil al fútbol es lo más dificil que hay".
Johan Cruyff



17 de mayo de 2016

La crónica: "Sufrido empate a uno"

Partido vital para el Osaka el celebrado el domingo de San Isidro con una mañana en la que el calor hizo su trabajo de desgaste.
El Osaka con las dos victorias cosechadas en los encuentros anteriores no tenía ni mucho menos la clasificación asegurada, el rival que tocaba tenía sus opciones teniendo en cuenta que todavía le faltaba otro partido pendiente de celebrar.
Los osakeños presentaban un equipo con bastantes bajas entre lesionados y "compromisos con las selecciones nacionales".
En cualquier caso es muy dificil que el Osaka no compita al máximo aún con los incovenientes y factores que suelen presentarse durante la temporada.
El Tropicana 50 rival conocido de otros enfrentamientos iba a plantar cara y a poner muchas dificultades a los osakeños, además ellos disponian de más banquillo.
Después del calentamiento el árbitro pitó el inicio del partido, enseguida se vió que sería un partido en el que lo táctico primaría sobre lo físico.
Las últimas consignas del mister antes del inicio se referían a la posesión del balón y el Osaka lo consiguió en esta primera fase del partido, fruto de ello fue el primer gol en una buena y rápida combinación casi al primer toque que culminó Alfredo, aunque poco duró la alegría poco después en jugada desfortunada gol en propia puerta.
El partido no tenía un ritmo brutal, probablemente porque los dos equipos no querían cometer errores que facilitaran las cosas al contrario, a medida que avanzaban los minutos preferían esperar colocados en defensa.
En cualquier caso los osakistas tuvieron algunas ocasiones claras que hubieran cambiado el devenir del partido de haberse materializado.
La segunda mitad se fue haciendo larga y lenta cuanto más avanzaba, el calor iba desgastando a los jugadores por momentos, algunos entraditos en edad.
En el último tercio del partido con las fuerzas justas por ambos equipos, entró el temor de que un gol del contrario cambiaría el signo de la clasificación, sin embargo ellos no parecían saberlo o al menos no hicieron nada distinto, aún así cualquier rebote o error podía ser clave.
Los últimos minutos fueron de intranquilidad aunque es cierto que tampoco hubo asedio a la porteria de Sergio, tal vez era más la sensación que la realidad.
Hasta el último suspiro hubo tensión, incluido un tiempo muerto en el que el mister por más que lo intentó no pudo dar sus instrucciones, los jugadores reconocieron su error, los nervios estaban a flor de piel.
Lo mejor fue el pitido de final de partido que con el empate confirmaba el pase a la siguiente fase.

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