Hace una semana jugábamos el último partido de liga hasta nueva orden se paraliza la competición como casi todas las cosas de nuestra vida cotidiana, esperamos que pronto volvamos a recuperarlo todo principalmente la salud de nuestra sociedad.
El partido fue igualado desde el primer momento, el Osaka que cada jornada lucha contra las adversidades, o bien las lesiones o bien las ausencias obligadas y a veces todo a la vez hace que cada jornada tenga que reinventarse.
El equipo comenzó precavido, sabiendo que los partidos duran 40 minutos y esperando que hacía el rival.
Los jóvenes chavales del equipo contrario salieron fogosamente como era lógico.
El conjunto osakeño frenaba las embestidas e intentaba controlar la posesión, pero además esto se trata de ir sumando goles, había ocasiones por ambos equipos pero el resultado no se movía.
Lo malo es que el equipo iba a ir perdiendo energía con la cortedad de banquillo, la diferencia de edad, etc...
El partido se convirtió un poco en una ruleta rusa, sobre todo por la sensación de que se escapaba el control, lo único positivo de esta parte es que los osakeños abrieron el marcador mediante José Mari llegando al descanso así, destaquemos también algunas buenas intervenciones de Sergio.
Había que hacer algo porque yendo arriba en el marcador la sensación es que así no se ganaba este partido.
Nada más comenzar la segunda parte se vio otra cosa sobre el campo, los jugadores osakistas se juntaron en torno al balón, moviéndolo entre líneas con triangulaciones de uno o dos toques, haciendo que los rivales tuvieran que desgastarse mucho corriendo tras el balón y dejando espacios detrás, sin prisa pero sin pausa se fueron generando ocasiones, algunas no se materializaron pero Javi si aprovechó una para abrir más el marcador y de nuevo José a la salida de un córner puso la puntilla, el resto fue coser y cantar con el balón en los pies.
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