Eso ya es un buen logro a partir de ahí soñar no costaba nada, pero se quedó en eso en un sueño.

El partido comenzó con retraso y la espera fue tensa.
El enfrentamiento se inició y enseguida el equipo Legendarios cogió la iniciativa del juego, el Osaka intentaba mantener la defensa alta y presionando al balón pero pocos minutos hicieron falta para ver que iba a ser algo muy dificil de conseguir.
Pero además los dos goles encajados de está primera parte fueron sendos errores bastante evitables y que contra equipos de este nivel te cuestan las vida.
Con el transcurso de los minutos el Osaka se estiró levemente y creó algunos acercamientos a la portería rival pero entonces apareció su portero para ir sacando las ocasiones de gol.
Con la rotaciones desde el banquillo pareció que el Osaka cogía un poco de aire y jugando probablemente los mejores minutos, creando ocasiones, robando el balón cogiendo descolocado al rival, pero no fue capaz de acortar distancias en el luminoso y se llegó al descanso con algo de desaliento.
La intención era salir en la segunda parte con la mismas ganas y apretando un poco más arriba al contrario, pero todo fue un espejismo en los primeros minutos de la reanudación se volvió a perder el norte y cuando se quiso dar cuenta el equipo ya había encajado el 3-0.
Ya no había solución más que poner el resto, arriesgando con portero-jugador. Pero todo fue coser y cantar para el rival, solo tuvo que robar y sacar a relucir su velocidad punta para dejar el partido sentenciado y al Osaka derrotado.
Todo se resume en dos frases de nuestro rico idioma español: "La edad no perdona" pero también "Los viejos rockeros nunca mueren".
Seguro que volveremos.
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