De nuevo otro partido suspendido, con la incomodez que supone el trastorno de buscar fechas, gestionarlo con la promotora, con el rival etc...
Pero esta vez no además viene condicionado por la negligencia de los responsables de la instalación.
No ha sido una situación inesperada, como una tromba de agua o una nevada de grandes dimensiones. El problema se soluciona con un poco de organización y previsión.
Que baje el termómetro en diciembre y hiele es normal, pero que una parte de la pista de juego amanezca con una fina capa de hielo un día de diciembre es dejadez y también irresponsabilidad, porque los que jugamos en este tipo de competición lo hacemos con ilusión y con esfuerzo para reservar el tiempo y desplazarnos al lugar de juego, dándolo todo y no es justo que nos encontremos con que el partido no se puede jugar.
¿Quien nos compensa el trastorno producido y el gasto adicional?.
Y solo porque no se les ocurrió echar un poco de sal. Vergonzoso.
Y el invierno acaba de empezar.
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